Sí, fue solo una tormenta, una de muchas...
El tercer post de: “Tan solo una odisea”. Aquí haré un breve intermedio para narrar una etapa que fue decisiva en mi vida, afectando todo a mi alrededor, incluyendo mi gusto por escribir. Dice un proverbio que tras la tormenta llega la calma. Quiero creer que es así, aunque en este momento no lo tengo claro por diversas situaciones que nublan un poco mi juicio.
Es importante mencionar todo esto puesto que en aquel momento yo estaba persiguiendo un sueño muy diferente al de ser escritor. Tal como mencioné antes, la escritura era mi más grande pasión, pero a su vez era mi más grande “secreto”. Mi segunda gran pasión era la música. En aquellos años estaba en una banda de música como segundo guitarrista y fue una experiencia muy enriquecedora, un sueño por el cual luché para convertirlo en realidad y en el cual fracasé. ¿Fracasé o renuncié?
Creo que ambas para ser honesto…
Bajo mi actual criterio un fracaso es solo un escalón más hacia el éxito. Es obvio que no lo podemos ver de esa forma al inicio, ya que cuando la vida nos empieza a golpear difícilmente creemos que algo bueno puede llegar de todo eso. En mi particular caso, claudicar a la música fue quizás el preludio para una tormenta que jamás pude siquiera haber imaginado, ni en mi peor pesadilla lo hubiera esperado.
Si miró al pasado la situación era más complicada que ahora quizás, en el 2008 comencé a atravesar por muchas adversidades que culminaron con la muerte de mi padre en el 2009. Con ello mi vida cambió drásticamente.
Sentí que todo colapsaba, no solo mi familia se quebró sino que también me vi forzado por problemas monetarios a dejar la preparatoria y entrar a trabajar a un restaurante de comida rápida para sobrevivir.
Sí las cosas estaban mal, emocionalmente fue muy complicado. Sin embargo, desconocía que en verdad la calma viene después de la tormenta (¡sigo aferrado a creerlo!), pues estaba por conocer a una de las personas que por siempre será de las más importantes en mi vida, y que en verdad me hizo recobrar el coraje y la perspectiva para seguir luchando y nunca rendirme.
Naturalmente mi enfoqué cambió...
Hice a un lado la escritura y comencé a enfocarme en metas más tangibles, dejando muchos de mis pasiones y pasatiempos atrás. Un factor que me dificultó muchas cosas al principio fue el miedo, tenía mucho miedo de no lograr salir adelante. Miedo de fracasar de nuevo en mi lucha por lograr retomar el camino y mejorar mi vida. Cómo diría otra frase, la valentía no consiste en la ausencia del miedo, sino en enfrentar dichos miedos. Admito que no fue nada fácil, pero con mucho esfuerzo y constancia lo logré.
Primero retomé la escuela, terminé la preparatoria y al mismo tiempo presenté mi examen para la universidad. La carrera que elegí en un principio era Historia, me gusta mucho el tema, mas el destino fue caprichoso y no me aceptaron. Así que volví a prepararme para presentar la segunda ronda del examen de admisión en el 2010. Esta vez la carrera que seleccioné fue economía.
¿Por qué economía?
Esa pregunta me la han hecho muchas veces, lo que puedo decir es que no fue una decisión aleatoria. Mi padre era contador y toda su vida trabajó en un banco. Esa era la ilusión que él tenía para mí, quería verme trabajando en un banco. Quería que estudiara algo a fin, como administración, contabilidad o economía, opté por la tercera para darle gusto a su memoria.
A veces pienso que dicha decisión pudo haber atrasado un poco la actual carrera que estoy persiguiendo, sin embargo me siento satisfecho con el camino que recorrí en aquellos años. El destino me dio la razón cuando finalmente recibí los resultados de mi examen. Me aceptaron en la facultad de economía de la UNAM y ese mismo año, en septiembre inicié mi carrera laboral en un banco de la Ciudad de México.
Estaba emocionado, la vida me estaba sonriendo. Estaba en la universidad, con un trabajo estable y con una mujer hermosa a mi lado, me sentí pleno. En aquel momento realmente sentí que lo tenía todo, aunque faltaba mucho camino por delante.
Comencé a construir planes para el futuro, después de tanto esfuerzo la vida me estaba bendiciendo y a pesar de que renuncié a muchas cosas por lograr otras (costo de oportunidad en términos económicos), el deseo por escribir libros jamás abandonó mi corazón. La tormenta había pasado, pero aún me faltaba recuperar muchas cosas de mi vida.
Dos años más tarde en el 2012, cómo si las cosas no pudieran mejorar, la musa de la inspiración me hizo una gloriosa visita con la saga de libros en la que trabajo actualmente: “Alfheim: La travesía de Veraldine”. Recordando la promesa que me hice años antes, estaba decidido a que haría todo lo que estuviera a mi alcance por publicarla y conseguir que llegará a los ojos de lectores alrededor del mundo.
Los puntos clave de esta particular experiencia:
Esfuerzo y constancia, ambas son clave para poder sobrevivir a la adversidad. Son claves para poder luchar contra la tormenta o tormentas que la vida pondrá en nuestro camino. La perseverancia no es algo fácil de mantener, cuando la vida comienza a golpearte sin compasión, las ganas de claudicar claman con furia nuestra rendición. Ahí es dónde la vida nos define como personas.
Si deseas conocer más acerca de mis libros, visita Alfheim: La travesía de Veraldine.
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